CNEURO: Ventiladores pulmonares “Made in Cuba”

En marzo, cuando la COVID-19 se ensañaba con países como Italia y España, Cuba comenzaba a reportar los primeros casos de la enfermedad. Las noticias sobre la rápida expansión del nuevo coronavirus y los miles de contagios y muertes diarias en esas naciones disparaban las alarmas en la isla.

Por esos días también era noticia el colapso de las salas de terapia intensiva, y la escasez de ventiladores pulmonares para aquellos pacientes que desarrollaban insuficiencia respiratoria a causa de la COVID-19 y requerían ventilación mecánica.

Cuba no estaba ajena a dicha realidad y actualizaba un plan, aprobado desde enero por el Consejo de Ministros y supervisado por las máximas autoridades del Partido y el Estado, para atenuar el impacto de la pandemia en la nación. Dicha estrategia, también liderada por el Ministerio de Salud Pública, contemplaba la disposición de capacidades en las salas de terapia de todo el país.

Además de la industria biofarmacéutica, todas las potencialidades de la ciencia y las tecnologías de la nación se pusieron en función de un objetivo común: hacer frente a la pandemia.

En esta etapa fue crucial la participación del Centro de Neurociencias de Cuba (Cneuro), una institución con 30 años de creada, líder en la investigación, producción y comercialización de tecnologías avanzadas para el diagnóstico y tratamiento de enfermedades cerebrales.

Es así como tuvieron que redireccionar muchas de sus tecnologías, a fin de garantizar una mayor capacidad de respuesta al sistema de salud cubano en medio de la situación epidemiológica generada por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2.

El doctor Mitchell Valdés Sosa, director del Cneuro, conversó con Cubadebate acerca de los momentos iniciales, cuando sin perder tiempo tuvieron que asumir el desarrollo de ventiladores pulmonares de emergencia ante un escenario que, si bien no era crítico, planteaba muchos desafíos.

“Encontramos que hacían falta más ventiladores pulmonares y fue por ello que establecimos tres direcciones, comenzando por la fabricación de los elementos del circuito del paciente, o toda la tubería que conecta la persona a la máquina”, explicó.

La creación de un prototipo de ventilador de emergencia, de bajo costo y basado en diseños disponibles en Internet, estuvo entre las principales contribuciones del Cneuro. De esta manera, se aliviaría la posible falta de esos equipos en las terapias ante un contexto más crítico.

Por suerte —añadió— no han hecho falta, pues el país logró controlar el número de casos con las medidas apropiadas, como el distanciamiento físico y la higiene.

“Nunca llegamos a la situación que se presentó en Italia, España o Nueva York, donde esos ventiladores no cubrían las altas demandas”.

El experto cubano aseguró que este año, el Cneuro entregará 250 ventiladores pulmonares de emergencia y, con ello, “ante una situación crítica, el país tendrá una capacidad mayor de respuesta”.

El Cneuro también trabajó, de conjunto con el Centro de Inmunoensayo, en la construcción de un ventilador no invasivo, con el cual —al contrario del otro prototipo— el paciente no requiere la intubación.

“Estamos en condiciones de comenzar a construirlos, asimilando diseños que se colocaron en Internet. Ha habido también mucha colaboración internacional a la hora de distribuir y compartir la información”, destacó.

De acuerdo con Valdés Sosa, existe la posibilidad de fabricar otros 250 ventiladores de este tipo. Con ellos, sumarían 500 respiradores artificiales disponibles en el país.

Colaboración Vs. Bloqueo

Como bien aclara el director del Cneuro, este no ha sido un trabajo desarrollado por sí solos, sino a través de alianzas con muchos organismosentidades y el sector por cuenta propia.

Fueron clave la Unión de Industrias Militares (UIM), la Empresa Combiomed-Tecnología Médica Digital, el Grupo de la Electrónica (Gelect), así como el Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (Cecmed), entre otros.

El Cneuro ha actuado como coordinador de los dos modelos de ventiladores pulmonares, consiguiendo diseños de código abierto en Internet; “hay una tendencia mundial a compartir los diseños e información, que se amplió durante esta pandemia”.

“Algunas partes fueron diseñadas por nosotros, como las placas electrónicas y el circuito de los respiradores; mientras que la parte mecánica la realizó la UIM ‘Grito de Baire’, y el Gelect nos suministró las baterías para la fuente”.

Otro rol importante lo tuvo el Centro Nacional de Electromedicina, que con su experiencia en el uso de ventiladores, aportó en la calibración y prueba de los equipos.

Leave a Reply